La obra de Luigi Nono(1924-1990) , en su hermetismo y extrema sutileza, es una música agresiva al oído, discontinua y resquebrajada, que progresa de un modo no lineal sobre el silencio. Una música que es necesario escuchar con la mente. El Prometeo, el mayor drama sonoro que se escribió durante el siglo XX, es justamente eso, una Tragedia de'll ascolto, una "Tragedia de la escucha" en la que los sonidos son las Dramatis personae, moviéndose por el espacio y actuando como tales. Una música que se resiste a la subordinación a otras tareas ajenas a ella, tal y como le sucede a la mayor parte de la música en la sociedad capitalista y que paga, por ello, el precio que el arte debe de pagar hoy, renunciando a toda grandilocuencia y biensonancia y confiándose a lo que apenas es fragmento para extraer de ahí significado y fuerza. De este modo, la música se solidariza con la vida y es vida sonora. El Prometeo, que aúna pasado, presente y futuro en su ruptura, nos hace así percibir en su resquebrajamiento, desde un reflejo lejano, todo lo que ha sido roto. Toda la música está surcada por Hölderlin, Walter Benjamin, Hesíodo... incluso allí donde ellos no "pronuncian" sus palabras. Luigi Nono anotaba versos y pensamientos sobre las partituras no para ser cantados sino para hacer pensar a los músicos desde la propia música, como si por el hecho de pensar hoy en día, con la resistencia y el esfuerzo que uno tiene que hacer siempre para avanzar, eso fuese ya una fuente de sonido. Manantial sonoro que brota de la insatisfacción y del inconformismo.
domingo, 18 de noviembre de 2007
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