domingo, 18 de noviembre de 2007

Gaston Bachelard: Fragmentos de una poética del fuego


"El mundo excitado del fuego. El compromiso en un mundo excesivo. Meditar sobre Prometeo nos pone en situación de actividad, pero de actividad controlada. El hombre que enciende, que activa el fuego, trabaja para aumentar y, sin embargo, para dominar y regular las fuerzas del mundo.Las imágenes poéticas de Prometeo designan siempre una acción psíquica que eleva la naturaleza del hombre. Una estética del psiquismo, es decir, una actividad psíquica que consolida y dinamiza la vida del espíritu, podrá colocarse bajo el signo de Prometeo.…

Releamos la escena en la que el astuto Ulises se prepara para cegar el ojo Cíclope [en la obra El Cíclope, de Eurípides]:
“ULISES.– …Y cuando el Cíclope se duerma, vencido por Baco, tomaré una estaca de olivo que hay en su caverna, y afilando su extremo con mi espada, la pondré al fuego. Después, cuando se encienda, la introduciré en la frente del Cíclope y quemaré su único ojo. Como el hombre que trabando el tablado de una nave mueve el taladro con las dos correas, así haré girar el tizón en el ojo brillante del Cíclope y quemaré su pupila.…
“EL CORIFEO.– De roca y de acero será nuestra voluntad…
“ULISES.– ¡Hefesto, señor del Edna! Líbrame de un golpe de un vecino perverso, incendiando la claridad de su ojo. ¡Y tú, Sueño, vástago de la sombría Noche, con toda tu fuerza arrójate sobre la bestia odiada por los dioses!”.
¡Cuántas ensoñaciones surgen de una meditada lectura! En medio de la frente del Cíclope, un solo ojo. ¿El ojo del Cíclope no despide fuegos arremolinados? Es preciso horadar el ojo en toda su redondez, girando.La rotación aumenta la venganza. Que la rama de olivo, tallada con la espada, se haga puntiaguda como un dardo, no basta. Ulises endurece la madera. La madera verde se convierte en madera ennegrecida. La madera debe ser como hierro quemante. En el ojo del Cíclope arde un fuego profundo. Y para extinguir ese fuego de la mirada, es preciso otro fuego. El arma mortal deviene la varilla que gira en una cavidad para encender el otro fuego. La ensoñación que quiere extinguir el fuego se mezcla con las ensoñaciones que lo hacen nacer. Cuando se quiere extinguir el fuego de la mira, extinguirlo hasta en su profundo foco, se vive la imagen antitética que crea el fuego por medio de la fricción. El nacimiento del fuego y su extinción se juntan en la misma imagen.Que quien proporciona el fuego sea también el modelador que hace hombres con arcilla, no es un simple encuentro de poderes. Ya al modelar al ser viviente se le insuflan las potencias del fuego. Un gran soñador encuentra esta doble actividad de creador del fuego y creador de formas.

Releamos la página donde Gérard de Nerval, después de haber atravesado la oscuridad de una noche profunda, explora una ciudad entregada al trabajo: “Penetré en un taller donde vi obreros que modelaban en greda un animal enorme, con aspecto de llama, pero que al parecer debía ser provisto de grandes alas. Ese monstruo parecía como atravesado por un chorro de fuego que lo animaba poco a poco, de suerte que se retorcía, penetrado por un millar de hilos, purpúreos, formando las venas y las arterias y fecundando, por así decirlo, la materia inerte, que se cubría de una vegetación instantánea de apéndices fibrosos de alas y de copos lanosos. Me detuve a contemplar esa obra maestra, donde parecían haberse sorprendidos los secretos de la creación divina. ‘Es que aquí tenemos –me dijeron– el fuego primitivo que animó a los primeros seres… En otro tiempo se alzaba hasta en la superficie de la tierra, pero las fuentes se han agotado’”.De ese modo, al darle forma le daban fuerza. La greda modelada se retuerce un poco por anticipado, como si ella misma perfeccionase el genio del modelador. La vida es una flama, la flama es una vida. En la flama la vida se eleva, la llama de Nerval tendrá alas".



Max Klinger: el robo del fuego

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