Esquilo fue una cartografía sobre la definimos nuestro designio. El artificio demuestra su inestable mecanismo sobre la marcha. En Prometeo. Hasta el cuello hay un “Afuera” y un “Adentro”, que funciona por acumulación de un discurso político y el drenaje del mismo mediante relatos confesionales. Una dialéctica de cuatro movimientos y un epílogo: el martirio de Prometeo ya no se presenta en la acción de un águila que devora eternamente sus vísceras, sino en la circularidad del relato.
Diego Starosta (Camoranesi) y Darío Szraka (Pontani)
Hay un Coro que tendrá un carácter regresivo. Se disgregará hasta contener apenas la fibra de un monólogo, donde Hermes/Camoranesi tiene como único mensaje martillar su 9 milímetros sobre un héroe en desgracia. Io/Tobar, es la desterrada; la instancia sensorial de una licencia poética que devela el artificio de una representación agotada. Fuerza y violencia/ Rodríguez y Hefesto/González, en su carácter andrógino, desarrollan una relación tan bufonesca como filosa. En el medio, una radio y los retazos de una discusión sobre el aislamiento. Océano/ Basualdo y Coro de océanides/Silvina Basualdo serán hermanos, con las implicancias que denota la arbitrariedad de construir esa relación en territorio hostil. Silvina Basualdo, un contrapunto a la violencia naturalizada que se desarrolla en el cuarto; Basualdo, la mella del oportunismo. Por último hay una anécdota sobre el encierro y una traición en tiempos electorales.
La música y el tempo de la lluvia, utilizados en esta puesta, resultan tan fundamentales como la danza creada por los actores y las sillas. Palabras lavadas, criaturas que agotan hasta el último resto de energía en una coreografía de la incomodidad y el despojo. Un cuarto les da cobijo, ellos merodean, ajustan su pasado en el resguardo de un techo que se les viene encima.
El diluvio
Silvina Basualdo (Diana Cortajerena)
Mito-tragedia-política. Una particular mirada de la historia y de la derrota. ¿La representación de un lenguaje en tiempos donde lo político se transfigura en caricaturas y borrones? Si el mito se elabora con monumentos fijos del lenguaje, a los que se les solicita reencarnaciones permanentes, conjuga sus materiales recomponiendo ruinas de ocurrido. Definitivamente incompletos, borroneados. Un tratamiento de lo político no será dosificar parodía, cinismo o apego lacrimógeno al relato de los vencidos; sino componer desde la particularización de las heridas. La descarnada fragilidad de una memoria fragmentada es también una herida.
Las resonancias que abre el material pueden ser múltiples. Proponemos abrir, evitar la clausura de una discusión posible. En la obra hay claros referentes que no se nombran y que surgen potenciados como materia fulgurante: un movimiento, una época, una pasión; discursos, palabras. La tensión de acciones en el vacío.
Febrero / Marzo de 2008
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