domingo, 17 de febrero de 2008

"Che, pero...¿De qué trata la obra?"


SOBRE LA OBRA

Una noche en las afueras de Buenos Aires. Augusto Pontani, un cuadro del Partido, es guardado en un pequeño departamento por haber cometido traición durante una interna política. Pontani sabe que su único resguardo es la evocación retórica de su pasado militante, lúcido y heroico, que lo marcó como a gran parte de su generación. Pero tras la derrota del Movimiento, debió acomodarse en un presente hostil donde para sobrevivir hizo pactos imposibles. Incluso, lavar con su pasado la mugre de algunos dirigentes. Pontani guarda un secreto, lo único que lo mantiene vivo. La muerte y la vida confunden sus contornos. Ya no hay héroe ni traidor, sólo acontecimiento.

APUNTES SOBRE CONTENIDO

Prometeo compone una temporalidad mítica desquiciada. Ya nadie recuerda a Prometeo, ni siquiera los dioses y menos sus verdugos. Quedan vestigios de una memoria fragmentada, referencias que ocultan más de lo que representan. Un tiempo mítico anulado denota el vacío.
Vacío está el carácter previsor Prometeo. Su carga mítica es una manera de arder en la incertidumbre. En la derrota.
Glauber Rocha, en una versión de Prometeo, señala que "Prometeo es el primer mártir del calendario filosófico. Para vivir la mitología Prometeica, es necesario distinguir entre la Historia y la imaginación. Más importante que estos dos actos es el DURANTE que llena sentimentalmente el VACIO".
Prometeo es la metáfora más violenta del hombre. Pero el héroe perdió su capacidad previsora. Su estrategia se sostiene, apenas, en la caída de un discurso. Toma forma en el balbuceo.
Prometeo ya no tiene nada que develar. Destila el tanteo por palabras y confronta una época oscura. Traición e integridad son caminos contiguos.
Si el mito crea su propia temporalidad dentro de otro gran tiempo como es el de la Historia. Si además, inyecta su tiempo en la Historia y en la cotidianidad para acelerarla o comprimirla en la significación de sus tropiezos y matices. Entonces, alguna vez fue pasión movilizadora y, por lo tanto, política: abría sentidos de abordajes posibles. Tensionaba un presente en acción.
Pero el vacío clausuró la discusión acerca de evocar una mitología astillada: los mitos movilizadores devinieron fetiches. Anquilosados están en su posibilidad de pensar la derrota que los drenó de sentido.
Ejemplos de una mitología política reciente: El Che, el peronismo, los setenta... ¿qué sucede cuando el mito queda en Pin Up de una generación que creció sin claras referencias movilizadoras? ¿Qué pasa cuando esa mitología se cristaliza en cínica asimilación o como política de estado que fetichiza y anquilosa cuanto reconoce?
La fragilidad de una memoria fragmentada es también una herida.

No hay comentarios: