domingo, 30 de marzo de 2008

Es la hora


«Tragedia significa cierta clase de relato, / según nos recuerdan los viejos libros,/ de quien gozaba de gran prosperidad/ y cayó de sus alturas/ a la miseria/ para terminar calamitándose

Del prólogo de Chaucer al Monk´s tale (Cuento del Monje)


«Mezquina fortuna , ahora veo que en tu rueda/ hay un punto al que, cuando aspiran los hombres, / se caen de bruces; pues, yo toqué ese punto / y, viendo que ya no era posible subir mas, / ¿por qué me lamentaría de mi caída?»

De La tragedia de Eduardo Segundo de Marlowe


Finalmente llega la hora. Luego de un arduo trabajo que comenzó el 14 de abril de 2007, casi todo un largo año, estrenamos el Sábado 5 de Abril. Estamos listos. La pieza ya respira sola.
Muchas sensaciones se mezclan ahora en mi cabeza, pero lo que resta ahora con claridad son las huellas de un camino recorrido con conciencia y mucho deseo. Lleno de dudas y contradicciones, aún hoy, pero con una pulsión que todavía supera mis oscuridades.
Llevar adelante un proyecto creativo de este tipo requiere un esfuerzo enorme por muchas razones, y más si uno no construye sólo en pos de «un producto» como resultado. No, nosotros no construimos «un producto artístico», elaboramos Obra, una obra que no define ni cierra círculos, ni determina miradas, ni sigue tendencias; es nuestro reflejo, una reacción escénica, que en el hacer nos interroga sobre varios niveles: sobre el contenido y la forma misma del material y sobre nosotros mismos en ese hacer y sobre cómo vamos haciendo. El camino no es fácil pero, para mí, en ese tránsito está el Teatro.

jueves, 20 de marzo de 2008

El trabajo sucio

El de ensuciarse las manos, digo; el de la carga y la descarga, el del armado y desmontaje, el de la pinza, la soldadora, los tornillos y la escuadra; el de la lámpara y la lamparita, de la bomba con 220, la tensión a 12 volts y los nervios a 380. El agua, bendita, como la cita Ponge, o con el óxido ferroso de las cañerías porteñas. En fin, aquí estamos señores, con las manos sucias, la cabeza quemada y el entusiasmo intacto como laburante a las 17:55 del viernes de quincena. El último tramo de esta primera etapa.

Hoy hicimos nuestra entrada triunfal a la sala que nos albergará por tres meses, y a pesar de la vorágine, fue un día importante, especial al menos. Ahí estábamos todos, o casi todos, sólo faltaba Mauro que estaba festejando en Concepción del Uruguay los 60 años de matrimonio de la Pocha y de Manucho. El comandante Duilio se vino con un contingente importante como para reafirmar, con el número, la convocatoria de este acto que se constituye en un mojón más en nuestro derrotero encadenado.

¡Salud Compañeros!

domingo, 16 de marzo de 2008

Ensayos abiertos


Ayer, Camilo, Silvana y Nacho fueron los primeros invitados a nuestros ensayos abiertos. En el Konex, a partir del 25 de marzo, abriremos la posibilidad de que aprecien a la criatura prometeica en sus últimos días de gestación.

La casa está en orden.


El jueves 13 de marzo se montaron los plotters de la escenografía. Se armó la caja. Y la caja suena. Cambió radicalmente (bueno, no tanto pero se modificó sustancialmente ) la acústica del espacio. Claire habla de "sustancia" "densidad". Imagen de nuestro Prometeo: un tren de carga, vehiculo de un lenguaje que atraviesa el sentido de una evocación para dislocarla. Y sí, también hay emoción...

viernes, 7 de marzo de 2008

7 de marzo. Fotos de Leo Vaca
























Hace cuatro años, Leo Vaca tomó la foto de este algaborrobo blanco que Don Sixto Palavecino plantó en el patio de su casa. A partir de ese momento, aquella foto me acompaña. Recuerdo ese día y la situación: Don Sixto, que promediaba casi un siglo de vida, se reencontró con su violín después haberlo abandonado por años. El hombre estaba en silla de rueda y también de luto tras la muerte de su compañera de toda la vida: Argelia. Sixto había decidido dejar la música. Sentía la carencia de sensibilidad en sus manos. Pero esa mañana, el hombre se reencontró con su instrumento. Fue, en principio, un reencuentro leve, de silencio y respeto mutuo: él y su violín. En el interior del estuche de su falso stradivarius, tenía dos imágenes: su mujer Argelia y el Comandante Ernesto Che Guevara. Al abrir el estuche, primero, dio sus reverencias a las imágenes; luego, tomó el violín y tocó. Toda la casa se impregnó de música. Más tarde vinieron otros músicos del interior santigueño para homenajearlo. Esa tarde- día- noche Sixto develó destellos de su historia: música, monte, salamanca y otros misterios. Sin muchas palabras, sólo tocó. Y Sixto es un hombre sabio. Conocedor. Si la verdad podría definirse de alguna manera, creo que pondría aquél día como ejemplo. Sumaría las pocas palabras de ese hombre que mezclaba castellano y quichua. Lenguaje mestizo. No daría más explicaciones porque no las hay. Estuvimos con Leo en Santiago del Estero varios días. Fue un viaje intenso, por varias razones, que también profundamente compartimos. No existe la casualidad si sospechamos que cada encuentro construye, de alguna manera inexplicable, la coordenada por la que caminamos. Que Leo se sume hoy a nuestro trabajo y nosotros al suyo, me pone muy felíz. Leo, gracias en nombre del grupo. Lo abraza, Castilla.