lunes, 28 de abril de 2008

Mijail Bulgakov: El maestro y Margarita


"El perdón y el amparo eterno"

Capítulo 32

Escucha el silencio --decía Margarita al maestro, y la arena susurraba bajo sus pies descalzos-- escucha y distruta del silencio. Mira, ahí delante está tu casa eterna, que te han dado en premio. Ya veo la ventana veneciana y una parra que sube hasta el tejado. Esta es tu casa, tu casa eterna. Sé que por la tarde te irán a ver aquellos a quien tú quieres, quienes te interesan y no te molestan nunca. Tocarán música y cantarán para tí y ya verás qué luz hay en la habitación cuando ardan las velas.
Dormirás con tu gorro mugriento de siempre, te dormirás con una sonrisa en los labios. El sueño te hará más fuerte y serás muy sabio. Y ya no podrás echarme. Yo guardaré tu sueño.

Así habló Margarita, yendo con el maestro hacia su casa eterna, y al maestro le parecía que las palabras de Margarita fluían como el arroyo que habían dejado atrás, y su memoria, intranquila, como pinchada con agujas, empezó a apagarse. Alguien dejaba libre al maestro, igual que él acababa de liberar a su héroe creado, que había desaparecido en el abismo, que se había ido irrevocablemente, el hijo del rey astrólogo, perdonado en la noche del sábado al domingo, el cruel quinto procurador de Judea, el jinete Poncio Pilatos.-

1 comentario:

David dijo...

El hecho de navegar en internet nos permite buscar distintos tipos de cosas y por eso me intereso por el tema. Es por eso que en mi Alquiler Temporario Buenos Aires soy de buscar noticias y entrevistas por la web